Alianzas estratégicas entre actores del sistema sanitario

11/10/2021

  • “El camino de la salud no se debe recorrer en solitario”

Ignacio Arnott González-Tova

Strategic Account Manager en Siemens Healthnieers

La atención sanitaria ¿es cosa de dos?

La relación médico paciente es uno de los principales valores a cuidar y proteger en la forma de hacer medicina. Es fundamental a la hora de velar por la salud y de proporcionar una atención centrada en las personas. Este acto clave e íntimo entre un paciente y un profesional sanitario puede parecer, en muchas ocasiones, algo solitario e individual, una relación en la que sólo participan dos actores, pero en mi opinión, nada más lejos de la realidad.

Desde sus inicios, la medicina no ha parado un momento de avanzar y evolucionar. Son muchos los campos en los que se han producido mejoras: conocimiento científico, organización y gestión de los recursos disponibles, técnicas y procedimientos, tecnología de diagnóstico y tratamiento, experiencia del paciente y del profesional, digitalización…

En este sentido, la pandemia provocada por la COVID-19 es un catalizador del cambio que ha acelerado la transformación del sector y está teniendo un notable impacto sobre nuestro comportamiento.

Con cada paso que da el sector hacia delante, la complejidad aumenta. Son muchas las tendencias, cada vez más innovadoras y, debemos reconocerlo, su puesta en práctica no siempre es algo trivial. Una simple y rápida búsqueda en Internet ofrece múltiples caminos con posibles tendencias a analizar y explorar: medicina de precisión, experiencia de paciente, digitalizar la sanidad o transformar la provisión de los servicios son solo una pequeña muestra.

Al mismo tiempo que aumentan los medios y posibilidades, también lo hacen las exigencias y necesidades de todos: pacientes, su entorno, profesionales y las organizaciones a las que pertenecen. La sanidad ha evolucionado tanto que ya no nos conformamos con curar o que nos curen. Pedimos, buscamos y necesitamos, además, otras cosas. La prevención y mantenerse sano cobra cada vez más fuerza y valoramos factores como, por ejemplo, la experiencia vivida por los pacientes e, insisto, no nos olvidemos de los profesionales.

Estas necesidades crecientes representan un gran reto para las organizaciones del sector, ya sean públicas o privadas. Cada vez es más difícil dar respuesta a las necesidades que se identifican como realmente relevantes. Especialmente cuando las organizaciones quieren ser diferenciales y mantener los elevados niveles de exigencia y calidad que tiene la sanidad en España.

¿Cuál es entonces el camino que propone para abordar estos retos?

España se enorgullece de su sistema sanitario y con razón. Nuestra población se clasifica a menudo como una de las más saludables del mundo, con una combinación de servicios de salud públicos y privados que hace que los pacientes, y los ciudadanos en general, tengamos una gran variedad de opciones a nuestro alcance.

Contamos con un excelente punto de partida, pero esto no significa que nuestro sistema de salud no tenga retos y, siendo críticos, tenemos un gran recorrido de mejora por delante. Desde la Fundación Economía y Salud se han publicado varios trabajos, en los que han intervenido un elevado número de expertos y con perfiles muy diversos, que recogen un consenso de perspectivas y medidas para mejorar el futuro del sector de la salud en España.

Son muchas las propuestas y medidas que, agrupadas en torno a diferentes temáticas, analizaron estos expertos. Entre todas ellas, me gustaría destacar un concepto que considero la base del camino futuro a seguir: la importancia y necesidad de compartir y colaborar. Cuando unimos nuestras capacidades alcanzamos más éxitos.

La velocidad y complejidad de los cambios exigen buscar y establecer alianzas estratégicas entre diferentes actores de la cadena de valor de la salud. Juntos es posible aportar mayor valor a la sociedad y los pacientes. La atención sanitaria ya no es solo cosa de dos, colaborar y compartir es fundamental.

Este tipo de alianzas no son algo nuevo que acabo de inventar. Cada vez son más las organizaciones sanitarias que se apoyan y trabajan junto con otras instituciones, empresas y organizaciones para proporcionar un mejor servicio a sus pacientes y/o captar y retener el talento de sus profesionales.

 

¿Qué es realmente una alianza estratégica? ¿En qué consisten y cómo aporta valor?

El cambio es una constante en sanidad. La pandemia del COVID-19 ha puesto una presión sin precedentes sobre los sistemas sanitarios en todo el mundo. En España, la sanidad pública y privada están forjando alianzas con socios med-tech para evolucionar desde un enfoque en ocasiones reactivo a un punto de vista proactivo en la gestión de la salud.

Estas alianzas contribuyen a preparar al sector para abordar mejor los retos actuales y futuros, optimizando la gestión y uso de los recursos disponibles, preparando el terreno para otra posible pandemia o cualquier otro evento disruptivo que pueda llegar. El resultado final es la transformación en la forma de proveer y consumir los servicios de salud, de mejorar la experiencia de los pacientes y profesionales.

En este sentido, la clave para construir una relación de este tipo entre organizaciones diferentes reside en buscar un objetivo común, fomentando de esta manera que cada parte contribuya a la unión aportando sus fortalezas; facilitando así alcanzar metas y resultados que ninguno de los dos podría obtener en solitario.

Construir una alianza estratégica, una asociación, no es algo que se haga con vistas al corto o medio plazo. Toda relación de este tipo es un proyecto complejo, de larga duración, que se apoya sobre la confianza de los socios como elemento vertebrador. Además, requiere invertir recursos y conocimientos, adaptar la relación a las necesidades específicas de cada socio, tener valentía y el respaldo del equipo directivo de las organizaciones que componen la alianza.

Las metas buscadas en este tipo de alianzas se pueden enmarcar en diferentes ámbitos -clínico, operaciones o financiero-, pero siempre están motivadas por la misma necesidad: proporcionar a los pacientes cuidados de alta calidad y a los profesionales los medios para hacerlo en un contexto financieramente sostenible.

Son muchas las líneas de acción sobre las que construir una alianza: financiación, provisión de tecnología médica (radiología, cirugía, UCI…) y planificación de la estrategia tecnológica a largo plazo, capacitación y acceso al conocimiento (para cubrir necesidades formativas de los profesionales sanitarios y/o para los propios pacientes y su entorno), plataformas digitales (experiencia de usuario, acceso a los servicios, analítica de datos, inteligencia artificial…), optimizar operaciones (en el ámbito clínico y administrativo), gestión de operaciones… Esta lista no es más que un ejemplo de algunas iniciativas sobre las que ya se está trabajando. La lista crece y lo seguirá haciendo.

 

Teniendo en cuenta todo esto ¿cómo resumiría las ventajas que ofrece este modelo de colaboración? ¿Por qué estas alianzas son importantes para el sector salud?

La industria de la salud tiene una oportunidad sin precedentes para mejorar las vidas de las personas. Al mismo tiempo, la sanidad se ha vuelto increíblemente compleja.

Las organizaciones sanitarias buscan socios de confianza que les ayuden a crear un impacto significativo y hacer realidad sus objetivos estratégicos a largo plazo, a través de una combinación de visión estratégica, excelencia de operaciones y expansión de capacidades. Las alianzas ayudan a establecer una mejor sostenibilidad financiera, a construir y generar eficiencias, a optimizar los procesos y el diseño de operaciones e instalaciones, a aprovechar mejor la tecnología y las innovaciones, a incrementar la flexibilidad de las organizaciones y facilitar la adopción del cambio.

Asimismo, considero que no solo son importantes y relevantes para el sector por estos motivos. Cuando se crea una alianza entre varios socios, se establece un compromiso de confianza, se da respuesta conjunta a los retos identificados y se fijan mecanismos e indicadores para evaluar el cumplimiento de los objetivos marcados. El impacto de la alianza debe ser medible.

Los socios no se pueden/deben esconder en la alianza puesto que una colaboración exitosa, en definitiva, ayuda a que las personas vivan más y mejor.