Nuevos retos para la coordinación de la atención social con los servicios de salud

05/06/2024.- Los servicios de salud y los servicios sociales, son dos ámbitos que deben trabajar juntos sinérgicamente para mejorar la eficiencia y la calidad de la atención. En España, el envejecimiento de la población y el aumentos de las enfermedades crónicas o discapacitantes, hace necesario destinar más recursos que nunca para las fases que van más allá del hospital de agudos.

Con el fin de profundizar en los retos y avances en la coordinación de estos servicios, entrevistamos a María Fabón Anchelergues, miembro del Comité Científico de la Fundación Economía y Salud. Funcionaria de carrera del grupo A1 en el Gobierno de La Rioja, comenzó ejerciendo el derecho como Letrada en Juzgados y Tribunales y es especialista en derecho mercantil y administrativo. Fue Directora del Secretariado de la Gerencia en el Servicio Riojano de Salud (SERIS) con competencias que corresponden a las de una Secretaría General Técnica y lleva más de dos décadas desarrollando funciones jurídico-presupuestarias en el Gobierno de La Rioja. Inició su andadura en las Secretarías Generales Técnicas de la Consejería de Hacienda y de la Consejería de Presidencia y Acción Exterior, trabajando en la Dirección General de Servicios Sociales donde participó en la implantación de la Ley de Dependencia en La Rioja.

 

María, ¿qué acciones se pueden llevar a cabo para mejorar la coordinación social y sanitaria?

La gestión de la salud y los servicios sociales requieren una visión que trascienda los modelos jerárquicos y fomente la colaboración interinstitucional, garantizando que la atención no solo sea estratégica, sino también humana.

Los servicios de salud y los servicios sociales, son dos ámbitos que deben trabajar juntos para mejorar la eficiencia y la calidad de la atención, aunque cada uno conserve su espacio. Cuando respetamos cada sistema, sus propios objetivos, sus propios recursos, ambos pueden coordinarse a través de equipos multidisciplinares que miren en la misma dirección, y eso se consigue cuando se siente que “se está navegando en el mismo barco”.

Debemos establecer mecanismos, procedimientos y órganos que faciliten y fomenten esa coordinación tanto desde el punto de vista institucional, como de forma especial entre los profesionales afectados en los dos sistemas. La redacción de procesos y protocolos ayuda mucho a conseguir esa actuación coordinada.

Debemos apostar por una coordinación ágil y eficiente. Estamos preparados para ser agentes del cambio y mejorar la coordinación en ambos sistemas, sanitario y social. Alcanzar la atención integral que ofrezca una respuesta positiva a las personas dependientes, mayores, pacientes crónicos o con limitaciones de autonomía personal es un logro que debemos alcanzar cuanto antes. Sin duda nuestro país será protagonista.

 

Los servicios de salud y los servicios sociales, son dos ámbitos que deben trabajar juntos para mejorar la eficiencia y la calidad de la atención, aunque cada uno conserve su espacio. Debemos apostar por una coordinación ágil y eficiente. Estamos preparados para ser agentes del cambio y mejorar la coordinación en ambos sistemas, sanitario y social.

 

¿Qué mecanismos, procedimientos y órganos crees que se podrían crear para mejorar esta coordinación?

Se podrían desarrollar protocolos y prácticas comunitarias con el objetivo de promover la salud y realizar un seguimiento de enfermedades, sobre todo ante pacientes vulnerables, con enfermedades crónicas, los enfermos derivados de salud mental o los que necesitan prestaciones terapéuticas más concretas.

La creación de órganos autonómicos que fomenten una atención integral y coordinada a nivel territorial, en línea con las políticas de atención primaria y comunitaria, también ayudarían a mejorar la coordinación de esa atención, pues fomentan el intercambio de información entre unidades y equipos mejoran la gestión de pacientes y usuarios. La evaluación continua de las acciones que se realicen también es primordial ya que mejora los modelos de organización.

Necesitamos crear equipos integrados por profesionales de la salud y de los servicios sociales, de distintos sectores, como pueden ser médicos, enfermeros, fisioterapeutas, podólogos, farmacéuticos, trabajadores sociales, educadores sociales, entre otros posibles. La práctica demuestra que cuando estos profesionales trabajan juntos pueden definir un proyecto común para conseguir la  mejor coordinación, diseñan acciones y redactan protocolos que se implantan  en sus territorios. Los mapas de procesos ayudan mucho en esta labor.

Podríamos crear equipos de profesionales que realicen los metanálisis necesarios para tomar decisiones lo más rigurosas posibles. Y sin olvidar que el diseño de políticas públicas debe contar con mecanismos de financiación ágiles.

La colaboración efectiva entre diferentes niveles de atención y actores favorece la integración de cuidados. El apoyo institucional y la colaboración activa de los profesionales sensibilizan a la sociedad para que todos los ciudadanos sepamos que la coordinación social y sanitaria es una acción relevante y prioritaria. Paso a paso se superará la posible resistencia al cambio.

 

Es necesario crear más equipos integrados por profesionales de la salud y de los servicios sociales, de distintos sectores. La práctica demuestra que cuando estos profesionales trabajan juntos pueden definir un proyecto común para conseguir la  mejor coordinación, diseñan acciones y redactan protocolos que se implantan  en sus territorios.

 

¿Cuáles cree que pueden ser los retos actuales en la coordinación de los servicios sanitarios con la atención social?

Se necesita realizar una visión general del modelo actual. Es el momento de impulsar análisis exhaustivos que nos ofrezcan datos fiables para obtener respuesta a dos cuestiones: cuál es el grado de integración real entre ambos servicios en nuestro país; y cuáles son los principales obstáculos organizativos y jurídicos que limitan esta coordinación.

Para ello es necesario:

  • Comprobar qué gastos públicos se destinan a la atención social y necesitan de esa coordinación con los servicios de salud.
  • Estudiar las partidas presupuestarias, pues facilitará la planificación de los presupuestos públicos con mayor eficiencia.
  • Es esencial superar las barreras legales y evitar duplicidades; sabemos que podemos mejorar. Las comunidades autónomas irán adoptando las modificaciones legislativas que permitan agilizar los procesos de derivación que exigen esa coordinación entre la sanidad y la atención social.

Como sabemos, el impacto del envejecimiento poblacional y los cambios demográficos a los que nos enfrentamos exigen tomar medidas sin demora. El peso relativo de las pensiones y el sistema de dependencia siguen creciendo significativamente, y en la próxima década este crecimiento afectará de forma directa a la recaudación tributaria y a los presupuestos destinados a los servicios de salud y a la gestión de los servicios sociales.

Muchos pacientes mayores hospitalizados pueden ser dados de alta con peor funcionalidad que la que tenían antes del ingreso, presentando pérdidas funcionales. Esto se puede mejorar a través de equipos multidisciplinares bien coordinados que combinen la movilización precoz y la valoración funcional de los pacientes desde su ingreso.

Las acciones que permitan evitar demoras en el alta hospitalaria e identificar qué usuarios van a necesitar cuidados posteriores también son necesarias. Toda planificación evitará retrasos que mejorarán la calidad asistencial y la coordinación entre ambos sistemas.

Sabemos que en muchas ocasiones los pacientes requieren de atención social o de rehabilitación posterior al alta, sin que esta se pueda producir, lo que justifica esos retrasos sobre todo en estancias prolongadas. Para evitarlo tenemos que aprovechar el uso de la Inteligencia artificial y obtener datos que nos permitan conocer en el momento de la admisión qué pacientes van a necesitar esa atención social posterior cuando reciban el alta. Los modelos de IA explicables pueden integrarse como herramientas de apoyo a la decisión clínica en el ámbito hospitalario para mitigar la presión ante la necesidad del número de camas hospitalarias.

No debemos dejarnos llevar por la inercia. Parar a pensar, diseñar el cambio y tomar acción es necesario, pues solo así podremos conseguir la reorganización.

 

Muchos pacientes mayores hospitalizados pueden ser dados de alta con peor funcionalidad que la que tenían antes del ingreso, presentando pérdidas funcionales. Esto se puede mejorar a través de equipos multidisciplinares bien coordinados que combinen la movilización precoz y la valoración funcional de los pacientes desde su ingreso.

 

¿Cree posible que se vayan a producir cambios a corto plazo para alcanzar mejoras?

Sin duda, nos encontramos ante la necesidad de crear una nueva gobernanza intersectorial y conseguir mejorar esta coordinación. Se podrán definir bien las competencias, la estructura y los mecanismos de rendición de cuentas. Todo ello permitirá garantizar la colaboración efectiva entre consejerías y distintos niveles territoriales.

Como miembro del Comité Científico de la Fundación Economía y Salud, considero que el impulso de estas reformas aportará éxito. El Sistema Nacional de Salud y nuestros Servicios Sociales tienen una gran fortaleza, y es la capacidad de adaptación para transformamos y seguir mejorando. Llega el momento en el que nos atrevamos a instaurar modelos innovadores consiguiendo equipos multidisciplinares que alcancen los llamados “hospitales sin paredes”, esos centros asistenciales donde se coordinan a la perfección los servicios comunitarios y hospitalarios, eliminando duplicidades y consiguiendo diálogos que faciliten alcanzar la gobernanza colaborativa que necesitamos.