La influencia del autocuidado y la promoción de la salud en la eficiencia del sistema sanitario

02/09/2025.- En los últimos años, el autocuidado ha pasado de ser una recomendación individual a convertirse en un pilar estratégico para los sistemas de salud. Cada vez más estudios demuestran que cuando las personas adoptan hábitos saludables, previenen enfermedades y gestionan mejor sus propios procesos de salud, mejorando no solo su calidad de vida, sino que también se reduce la presión sobre hospitales, consultas médicas y recursos sanitarios.

Para profundizar sobre este tema, entrevistamos a Alicia Negrón Fraga, enfermera especialista Familiar y Comunitaria, gestora de Calidad y Conocimiento en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y miembro del Comité Científico de la Fundación Economía y Salud:

 

Desde tu experiencia como enfermera especialista, ¿cómo equilibramos la promoción del autocuidado con el respeto a la autonomía del paciente sin caer en una sobrecarga de responsabilidad sobre ellos?

Como enfermera asistencial soy una firme defensora de la autonomía de la persona y, para que una persona pueda ser autónoma y decidir qué, cómo y cuándo cuidarse, debe conocer los fundamentos de esos autocuidados y estar motivada para hacerlo.

Para ello, es esencial que el profesional identifique el concepto de bienestar, prioridades y preferencias de la persona que está atendiendo, lo que requiere que el profesional disponga de tiempo y emplee habilidades comunicativas para una correcta anamnesis.

En lo referente a la posible sobrecarga de responsabilidad, los cuidados que cada persona necesita para mantener su vida, su salud y bienestar, deben están claros tras la valoración profesional, así como el tipo de agencia de cuidados para sustentarlos. Estas conclusiones deben trasladarse a la protagonista del proceso de autocuidados, que es la persona a la que estamos atendiendo, indicando las posibles áreas de mejora y, de manera positiva, cómo podemos dar soporte y acompañar en esa promoción de salud.

 

Es fundamental dotar a la población de todas las herramientas posibles para que sus autocuidados sean exitosos, mantengan o mejoren su calidad de vida, eviten recaídas y sufrimiento a la persona y sus seres queridos, y también se reduzcan las sobrecargas que sean innecesarias sobre el sistema.

 

Siempre adaptado a cada persona, creo que es fundamental dotar a la población de todas las herramientas posibles para que sus autocuidados sean exitosos, mantengan o mejoren su calidad de vida, eviten recaídas y sufrimiento a la persona y sus seres queridos, y también se reduzcan las sobrecargas que sean innecesarias sobre el sistema.

En el caso de que la persona no pueda cubrir por sí misma esos autocuidados, la enfermera, junto con otros profesionales como las trabajadoras sociales, activarán los recursos necesarios que sean aceptados por la persona para satisfacer las necesidades de cuidados valoradas. En ningún momento cuidarse debería ser una sobrecarga para una persona.

 

Y desde la perspectiva de la gestión, ¿cómo influye el autocuidado en el sistema?

En lo referente a la gestión, estoy convencida de la eficiencia económica de dedicar unos minutos más a la promoción de los autocuidados, especialmente si esa Educación para la Salud la realiza una persona experta y formada en técnicas de comunicación y motivación.

Como gestora siempre he sido consciente de la necesidad de una accesibilidad de los usuarios a profesionales de referencia que puedan resolver sus dudas y reducir posibles situaciones de sufrimiento emocional, temor o errores que puedan producir el agravamiento del estado de salud, el ingreso o incluso el fallecimiento por situaciones evitables.

 

Estoy convencida de la eficiencia económica de dedicar unos minutos más a la promoción de los autocuidados, especialmente si esa Educación para la Salud la realiza una persona experta y formada en técnicas de comunicación y motivación.

 

¿Qué retos persisten en la atención primaria para integrar el autocuidado como pilar de salud pública y no solo como recomendaciones individuales?

Está constatada la eficiencia y eficacia de la educación grupal y comunitaria. Creo que es el pilar fundamental que nos falta: hacer que los cuidados sean culturales, y no unas meras indicaciones dadas de manera puntual a cada persona en unos minutos de consulta.

 

¿Qué papel crees que juega la tecnología para fomentar el autocuidado efectivo sin deshumanizar la relación profesional-paciente?

La tecnología es una herramienta que nos debe ayudar a acercar la atención, mejorar la actuación ante signos de alama y reducir los tiempos. No puede ser utilizada ni valorada por profesionales o usuarios como deshumanizante, o estaremos interpretando muy mal su valor añadido.

La escasez de profesionales, especialmente de enfermeras, hace imprescindible que la tecnología sea utilizada como un método de apoyo a los autocuidados. Para ello, todos los profesionales sanitarios y sociales, así como los ciudadanos, deben disponer de las habilidades digitales necesarias.

Evitar la brecha digital es responsabilidad de los gestores, así como dotar de tecnología y tiempos adecuados.

 

¿Qué barreras organizativas detectas que dificultan que el autocuidado tenga un impacto real y medible en la eficiencia del sistema sanitario?

Quizás la barrera más dura de salvar sean las propias resistencias en la gestión sanitaria.

Los gestores sanitarios debemos apostar verdaderamente por la innovación para la eficiencia, redistribuir los recursos y diseñar los correctos de cuadros de mandos, con mediciones del impacto real que la Educación para la Salud tiene en la eficiencia del sistema y en la salud de la población.

Creo firmemente en la Gestión Sanitaria, lo que me lleva de manera coherente a afirmar que debemos poner el foco en la Gestión para cambiar las cosas y que el sistema evolucione hacia la eficiencia de todos los procesos.

 

Los gestores sanitarios debemos apostar verdaderamente por la innovación para la eficiencia, redistribuir los recursos y diseñar los correctos de cuadros de mandos, con mediciones del impacto real que la Educación para la Salud tiene en la eficiencia del sistema y en la salud de la población.

 

¿Puedes destacar alguna buena práctica a nivel europeo o nacional en relación al autocuidado y qué resultados están obteniendo?

Existen buenas prácticas a nivel de autocuidados que apuestan por grupos de enfermeras autogestionadas, con competencias reconocidas y autónomas tanto a nivel europeo como nacional. Hace años que estas estrategias están demostrando su eficiencia y mejora en la satisfacción de la población.

Por ejemplo, el Modelo Buurtzorg en Países Bajos propone una atención domiciliaria dirigida por enfermeras y centrada en la promoción de la salud, que ha demostrado mejorar la calidad y satisfacción general en la atención sanitaria, así como la eficiencia del sistema, con un ahorro de costes y un aumento de la productividad.

Creo que podemos aprender mucho de proyectos vigentes en la Unión Europea referentes al autocuidado, sobre todo a nivel de digitalización, con portales y apps de salud pública. La clave está en fomentar la participación activa del paciente en la gestión de enfermedades e integrar a profesionales sanitarios, farmacéuticos y otros profesionales no médicos en esa promoción del autocuidado, así como en la aplicación de un enfoque en Educación para la Salud a todos los niveles.

 

La fórmula más eficiente para la evolución de los autocuidados es apostar por un cuerpo de enfermeras fuerte y dinámico, reconocidas y autónomas en todas sus competencias referidas a la gestión de cuidados, tanto individuales como comunitarios.

 

Por último, ¿cómo crees que va a evolucionar el autocuidado y dónde es importante poner el foco en los próximos años?

Cada vez detectamos más áreas de autocuidados desde la primera infancia hasta los cuidados paliativos. En el contexto actual, la población llega a edades mayores, con el consiguiente aumento de patologías crónicas y cargas de cuidados.

Considero que las responsables de los cuidados son las enfermeras, por lo que la fórmula más eficiente para la evolución de los autocuidados es apostar por un cuerpo de enfermeras fuerte y dinámico, reconocidas y autónomas en todas sus competencias referidas a la gestión de cuidados, tanto individuales como comunitarios, desde la Educación para la Salud a la agencia totalmente compensatoria de ser preciso.