07/10/2025.- El perfil de los pacientes ha cambiado, dado no solo el cambio cultural del usuario-paciente por usuario-consumidor, sino también por el acceso a la información que ha supuesto la “democratización” de los medios digitales. Por ello, es imprescindible incorporar herramientas de ayuda que permiten la incorporación de las preferencias de los pacientes en la toma de decisiones, especialmente en el caso de pacientes crónicos.
La Toma de Decisiones Compartidas (TDC) en salud, se vuelve un proceso imprescindible de impulsar para el futuro de la atención sanitaria. Para conocer más sobre en qué su funcionamiento posible aplicación, con la doctora Amalia Franco Vidal, médico Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, coordinadora de Calidad e Innovación del Área Sanitaria V del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) y miembro del Comité Científico de la Fundación Economía y Salud.
¿Podría explicarnos en qué consiste la Toma de Decisiones Compartidas?
La Toma de Decisiones Compartidas es un enfoque clave en la medicina centrada en el paciente. Su propósito es transformar la relación tradicional médico-paciente.
Este es un proceso colaborativo, reflexivo y deliberativo en el que se integran dos «niveles de experiencia»: por un lado, el profesional de la salud, que aporta su conocimiento sobre las opciones de diagnóstico y/o tratamiento, los beneficios, riesgos e incertidumbres; y por otro, el paciente, que es el verdadero experto en sus propias prioridades, valores, preferencias y circunstancias.
El objetivo final de la TDC es llegar a una decisión consensuada que refleje los valores y preferencias del paciente, pasando de un modelo donde el médico es quien sabe qué es lo mejor para el paciente Doctor knows best a uno donde se co-crean las decisiones sobre tratamientos y/o diagnósticos mediante un acuerdo entre profesional y paciente.
La TDC es llegar a una decisión consensuada que refleje los valores y preferencias del paciente, pasando de un modelo donde el médico es quien sabe qué es lo mejor para el paciente Doctor knows best a uno donde se co-crean las decisiones sobre tratamientos y/o diagnósticos mediante un acuerdo entre profesional y paciente.
Y, ¿cómo es el proceso de co-creación esas decisiones compartidas?
Para llevar a cabo la TDC de manera efectiva, hay varios pasos que seguir. Primero, es fundamental reconocer que hay una decisión que tomar y también entender qué nivel de participación desea tener el paciente. Luego, el profesional de salud debe facilitar el intercambio de información, presentando opciones razonables que, por supuesto, deben incluir la alternativa de «No hacer nada« («esperar y ver qué pasa»).
Esta información debe ser presentada de manera completa, neutral y equilibrada, evitando cualquier sesgo, y debe incluir tanto los beneficios como los inconvenientes, así como sus probabilidades asociadas. Es crucial que se utilice un lenguaje y formato que el paciente pueda entender.
Otro paso importante es la clarificación de valores, donde el profesional ayuda al paciente a evaluar las opciones según lo que realmente le importa (sus valores personales). Finalmente, se llega a un acuerdo sobre la decisión y se establece un plan de tratamiento y seguimiento.
Como hemos mencionado, un aspecto clave es utilizar un lenguaje claro y comprensible así como identificar los valores de los pacientes. Para esto, se han desarrollado múltiples Herramientas de Ayuda para la Toma de Decisiones (HATD). Estas herramientas, que pueden ser en papel o electrónicas, van más allá de ser simples materiales educativos, ya que se centran en las opciones y en los resultados, facilitando el proceso de toma de decisiones entre el profesional de la salud y el paciente.
Las HATD permiten resumir la evidencia científica, evaluada de manera crítica y actualizada. Como ya hemos comentado, pueden presentarse en diferentes formatos (escritos, videos, aplicaciones web) y a menudo incluyen Métodos de Clarificación de Valores explícitos para ayudar a los pacientes a identificar su opción preferida.
Para el proceso de co-creación, es esencial que el profesional presente la información de manera completa, neutral y equilibrada, utilizando lenguaje claro y comprensible e identificando previamente los valores del paciente mediante las Herramientas de Ayuda para la Toma de Decisiones
¿Cuándo es más adecuado aplicar la Toma de Decisiones Compartida?
La Toma de Decisiones Compartida es un enfoque que realmente debería ser la norma en todas las consultas de salud. Se puede aplicar en cualquier situación sanitaria donde se necesite tomar una decisión, pero es especialmente relevante cuando se cumplen dos condiciones: primero, cuando hay más de una opción clínica razonable para abordar un problema de salud (incluyendo la posibilidad de «no hacer nada» o «esperar y ver qué pasa»); y, segundo, cuando el resultado de las opciones disponibles es sensible a las preferencias individuales del paciente. Esto es particularmente cierto cuando la evidencia científica no favorece claramente una opción sobre otra o cuando los riesgos y beneficios de las opciones son percibidos de manera diferente por cada persona. Sin opciones, no hay decisión que compartir.
Por lo tanto, la TDC se puede utilizar en una amplia variedad de contextos clínicos. Es importante en procesos de diagnóstico, cribado y tratamiento, y se aplica tanto en el manejo de enfermedades crónicas (como diabetes o hipertensión, enfermedad renal crónica, etc.) como en la atención por patologías agudas o leves. Un área de gran relevancia es la planificación anticipada y compartida de la atención y los cuidados al final de la vida, proceso que se recomienda iniciar lo antes posible durante el curso de enfermedad o al inicio de la relación clínica.
¿Por qué han incluido la Toma de Decisiones compartidas como un elemento a tener en cuenta en la elaboración del Índice FES?
En el índice FES, uno de los muchos aspectos que evaluamos es cómo están incluyendo los servicios de Salud la Toma de Decisiones Compartidas, y lo hacemos porque la Toma de Decisiones Compartidas (TDC) ha ganado relevancia como modelo de relación clínica de la medicina centrada en el paciente. Esta relevancia se debe a varios motivos: por un lado, el respeto a la autonomía de los pacientes y usuarios, y por otro, la participación activa e informada de éstos en su propia salud.
La TDC representa una superación del modelo paternalista tradicional. Hay una demanda clara por parte de la ciudadanía: la mayoría de los pacientes desean tener un papel más activo y participar en las decisiones sobre su salud.
La importancia de la TDC también se ve respaldada por sus beneficios. Se ha demostrado que cuando se utiliza la TDC se mejora el conocimiento objetivo del paciente y su percepción de estar mejor informado sobre sus opciones.
El proceso de TDC conduce a una mayor concordancia entre la opción elegida y los valores y preferencias del paciente informado, lo cual es un indicador clave de una decisión de calidad. Además, la TDC ayuda a establecer expectativas más realistas y a disminuir el conflicto decisional inherente a la toma de decisiones en situaciones de incertidumbre.
Desde la perspectiva de la gestión de recursos y eficacia, la TDC puede ser una aliada para reducir el sobrediagnóstico y el sobretratamiento, ya que los pacientes bien informados tienden a elegir opciones más conservadoras.
Por último, es importante destacar que los pacientes que se involucran activamente en su salud están más satisfechos con la atención recibida y logran mejores resultados de salud.
¿Cuáles son las diferencias entre la Toma de Decisiones Compartidas y el Consentimiento Informado?
La Toma de Decisiones Compartidas y el Consentimiento Informado son dos conceptos que juegan un papel importante en la relación entre el paciente y el profesional de la salud, aunque funcionan en niveles diferentes. Como ya hemos comentado, la TDC es un proceso continuo, deliberativo y colaborativo, característico de la medicina centrada en la persona, que busca llegar a una decisión conjunta basada en la evidencia y alineada con los valores y preferencias del paciente.
Por otro lado, el Consentimiento Informado (CI) es fundamentalmente un requisito legal y ético que busca formalizar la aceptación o el rechazo voluntario de una intervención diagnóstica o terapéutica específica, después de que el paciente haya recibido información clara, comprensible y suficiente sobre los riesgos, beneficios y alternativas. Así, el Consentimiento Informado actúa como un mecanismo legal que respalda formalmente el acuerdo alcanzado a través de la toma de decisiones compartida.
Sin embargo, hoy en día, la principal diferencia radica en el enfoque y la naturaleza del acto. El Consentimiento Informado se centra en la transmisión de información para obtener una autorización por escrito, lo cual puede consistir en un proceso más pasivo para el paciente.
En cambio, la TDC requiere de la participación activa y de la deliberación, enfocándose en la clarificación de valores (es decir, lo que realmente importa para el paciente) para garantizar una elección de calidad.
Es decir, la TDC va más allá del Consentimiento Informado tradicional, que resulta inadecuado para las decisiones que dependen de las preferencias si solo se limita a proporcionar información al paciente sin explorar sus valores y preferencias.





